El juicio a la paquistaní condenada a muerte por blasfemia estará parado hasta Navidades y un extremista musulmán ofrece seis mil dólares a aquel “seguidor leal de Mahoma” que la decapite. Naciones Unidas calla.
Que haya países que puedan condenar a muerte por diferencias religiosas es inadmisible. El caso de Asia Bibi es el último de una larga lista que recuerda que la persecución religiosa existe en el mundo. Es evidente que el caso de la violencia contra la pluralidad de creencias en el mundo es un tema para las Naciones Unidas. No obstante, la ONU es la gran ausente del caso de Asia Bibi.
Mientras que la ONU centra sus esfuerzos en realizar informes sobre sexualidad y homosexualismo, a menudo profundamente ideologizados, parece que mira para otro lado cuando se trata de persecución de cristianos en el mundo.
Ban Ki-moon y la cúpula de Naciones Unidas ha demostrado con su silencio el absoluto ostracismo al que quieren relegar la violencia contra los cristianos en el mundo, una violencia que diferentes informes afirman que es la más violenta y extendida en el mundo contra cualquier confesión.
El Tribunal Superior de Lahore ha prorrogado la suspensión de la pena para Asia Bibi hasta el 23 de diciembre. El mismo día, el Tribunal tendría que anunciar la fecha de la primera audiencia del proceso de apelación. La Corte ha ordenado además al gobierno de Pakistán que “no modifique la ley sobre la blasfemia antes de la decisión final del proceso de Asia Bibi”.
Esta indicación es una clara intromisión del poder judicial en el parlamento y el gobierno, que tienen el poder legislativo y ejecutivo: abogados, políticos, representantes de la sociedad civil han comentado a Fides esta ordenanza del Tribunal Superior calificándola de “inaceptable, presagio sólo de confusión, de conflicto de poderes: el Tribunal de Justicia no puede en modo alguno condicionar el trabajo del Parlamento o del Gobierno”. Lo que está claro, señalan las fuentes de Fides, es que “el caso de Asia Bibi se está politizando, y, por un lado, existen intentos de inserirlo en las disputas políticas o en tácticas; y por el otro los grupos radicales islámicos lo están instrumentalizando”.
De hecho, en Islamabad, los activistas radicales de la Jamaat-e-Islami (JI) se han manifestado delante del Parlamento, pidiendo al gobierno que se ocupe de “los problemas reales del país”, citando la inflación, “el informe de lealtad con los Estados Unidos” y pidiendo que renuncie a la revisión de la ley sobre la blasfemia.
La cabeza de Asia Bibi ya tiene recompensa
Un extremista musulmán ha ofrecido una recompensa por asesinar a cristiana Asia Bibi. Ante la posibilidad de un eventual indulto a Asia Bibi por parte del presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, el líder musulmán Moulana Yousaf Qureshi ofreció casi seis mil dólares a aquel “seguidor leal de Mahoma” que la decapite.
CNN informó que, además de ofrecer la recompensa, equivalente a más de seis veces el promedio del salario anual en Pakistán, Qureshi también amenazó con convocar a millones de fieles islámicos para protestar si la ley de blasfemia de Pakistán era enmendada para reemplazar la pena de muerte con cinco años de prisión.
Fuente: Temas Noticias
Por Yashira Laboy
Para Noticias Velad
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