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martes, 21 de julio de 2009

Encerrados por H1N1

Fuente: La Prensa Gráfica

Una familia completa se enfermó de H1N1 en San Salvador. Entre fiebres e intensos dolores pasaron encerrados, en su propia casa, durante mes y medio. No salieron a la esquina ni para comprar alimentos. Comieron y recibieron medicinas gracias a una pariente y a un médico, quienes nunca se enfermaron.Escrito por Blanca Abarca Domingo, 19 julio 2009 00:00


El primer día me dolió la cabeza. Andaba con los ojos irritados. Pensé que era una calentura pasajera, de esas que llaman “fiebres de pollo”. Luego me fui empeorando. Hubo un día en que no me pude levantar de mi cama. Me sentía muy débil. No era por falta de comida, sino porque estaba fatigada. No tenía ánimos de nada.
Quien habla es Karol Díaz, una universitaria de 27 años, quien sufrió en carne propia las consecuencias de la mutación del virus que porta cargas virales de aves, cerdos y humanos.
Desde marzo de 2009, este mal muestra un imparable patrón de contagio entre personas. En El Salvador ya ha dejado a cinco niños muertos. Hasta ayer, unas 467 personas habían sido confirmadas como portadores de este virus; otras 85 están bajo sospecha y 64 se encuentran bajo vigilancia epidemiológica.
Al tercer día de malestares fui a un hospital público en San Salvador. Estaba consciente de que reunía los requisitos para ser una paciente bajo sospecha de H1N1: Tenía síntomas de gripe, mi padre se sentía mal de salud y recién había estado en México, justo en plena crisis sanitaria.
Al final de la consulta, el personal de salud me dijo que lo mío era una simple gripe. Yo pensé que tenía algo más. Me sentía como con bronquitis. Como soy asmática siempre tengo miedo de sufrir una complicación. Una vez tuve bronconeumonía y no quiero pasar de nuevo por eso.
Tras aquel primer diagnóstico regresé a casa. Me dio fiebre muchas veces durante los días posteriores. Eran fiebres súbitas y abrasadoras. Una vez el termómetro llegó a 44 grados, hasta me salió fuego en la boca.
Para bajar la temperatura me daba unos duchazos rápidos y luego me cubría. Así lograba pasar tranquila por un par de minutos. Pero luego regresaba la fiebre.
Al tercer día de síntomas, como vi que no me curaba, fui a un hospital privado. Me dijeron que estaba bajo sospecha.
El 23 de junio, Karol colgó en su perfil de Facebook la leyenda “A H1N1”. “El viernes me confirman”, explicó a sus amigos. Horas posteriores llegó el resultado: positivo.
El padre, la primogénita, la madre y el hermano se enfermaron en cadena, justo una semana después que la Organización Mundial de la Salud (OMS) gritara a los cuatro vientos que tenía entre sus manos una pandemia global, una fase sanitaria que no se declaraba en 40 años.
El primero en caer en cama fue el padre del clan Díaz, un salvadoreño de 55 años quien permaneció 48 horas en México, mientras hacía una escala rumbo a El Salvador. Su estancia coincidió con uno de los puntos más críticos de la enfermedad.
El 20 de junio, cuando ingresó por vía terrestre a El Salvador, el padre no presentaba indicio alguno de fiebre o gripe. Dos días se quejó de dolor de cabeza y cuerpo.
Inicialmente, la familia atribuyó aquellos síntomas a una descompensación, al cambio de clima o a una gripe común. Mientras tanto, el Colegio Cristóbal Colón y el centro escolar católico Emiliani suspendían clases, y a 160 salvadoreños les habían confirmado que sufrían de H1N1, tal como pasó a llamarse la inicial gripe porcina. La siguiente en enfermarse fue Karol.
La OMS decidió el viernes 17 de julio que ya no contará los casos individuales de gripe porcina.
“Es una tarea abrumadora para países donde el virus se disemina con amplitud”, reseñó el organismo en un comunicado, en el que aclaró que continuará dando seguimiento a la pandemia.
De acuerdo con la OMS, los gobiernos deben buscar signos de que el virus se está mutando, tales como la forma en que la gripe porcina se disemina, el incremento en las visitas a hospitales por parte de pacientes o casos más graves.
“La pandemia de influenza de 2009 se ha propagado internacionalmente a una velocidad sin precedentes. En pandemias pasadas, los virus de la gripe han necesitado más de seis meses para propagarse tan ampliamente como lo ha hecho el nuevo virus H1N1 en menos de seis semanas”, dijo la OMS en otro informe.
La agencia ha pedido a los gobiernos que informen de sus primeros casos confirmados, y luego ofrezcan datos semanales con una descripción de las epidemias.
La OMS ha informado que en el mundo hay 111,676 casos y 699 muertes.
En mi casa nos enfermamos cinco. El primero fue mi papá, luego yo, mi mamá y mi hermano. Solo mi hermana menor se libró a tiempo, porque a ella la medicaron.
Así, enfermos, pasamos más de un mes encerrados por H1N1. Cuando uno de la familia ya se sentía bien, atendía al otro que caía enfermo. No salíamos de la casa. No queríamos enfermar a nadie más, pero tampoco podíamos salir a la esquina, nos sentíamos muy mal.
Aunque me aburría de estar encerrada en la casa, no tenía ánimos de ver ni la televisión debido a la intensidad de los dolores de cabeza y oído. De la fiebre hasta la luz me molestaba.
Durante esa cuarentena obligatoria una tía nos ayudó. Ella salía a comprar comida y hacía los mandados por nosotros. A la casa entraba con mascarilla y siempre usaba gel antibacterial. Hasta la fecha no se ha enfermado.
El mismo ritual seguía un médico amigo que nos atendió. Él siempre usó guantes, mascarilla y usaba gel desinfectante.
Ninguno se ha enfermado. Ahora, nosotros, para evitar contagiar a otras personas y hasta que no se controle este virus, estamos usando platos, vasos y cubiertos descartables, ya que el virus puede pasar hasta 10 horas en un lugar.
Muchos salvadoreños creen que no se pueden enfermar de H1N1. Quienes piensan así, en realidad, es que no les importa su propia salud ni la del resto. Y tal como están los casos de contagio hoy en día, las personas deberían ser muy rigurosas con las medidas de seguridad higiénica, ya que el virus puede vivir mucho tiempo y adherirse a personas sanas. Además, para cuando los pacientes reciben la confirmación, ya han pasado la peor etapa de la enfermedad y han contagiado a muchas personas. La población debería cuidarse no solo para evitar más contagios, sino por su propia salud.
Mientras Karol urge conciencia entre los salvadoreños, la compañía Baxter International, uno de los fabricantes de la vacuna contra la influenza H1N1 para el mercado estadounidense y otros cuatro países, dijo el jueves que no podía recibir más pedidos.

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