Los haitianos llenan los templos los domingos
Por Gerardo E. Alvarado León / Enviado especial
PUERTO PRÍNCIPE – Padres e hijos caminan de la mano. Visten sus mejores galas. Y aunque muchos no tienen un techo seguro ni se alimentan saludablemente, se dirigen a la casa de Dios para dar gracias por un día más de vida.
Eso es lo que se observa un domingo cualquiera en esta capital, devastada hace casi un año por un terremoto que mató a más de 222,000 personas, hirió a otras 300,000 y desplazó a más de un millón. Todo ese dolor, al que se une un brote de cólera, el paso de un huracán y unas elecciones supuestamente fraudulentas, parece olvidarse el primer día de la semana.
Ya fuera en un templo católico, metodista o pentecostal, ayer en Puerto Príncipe, la mañana se inundó de cánticos religiosos. Un mar de manos elevadas al cielo parecían pedirle al Todopoderoso piedad para la nación más pobre del hemisferio.
Conforme pasaron las horas el panorama fue cambiando. Las calles se llenaron de transeúntes. Al mismo tiempo y frente a los escombros que aún quedan desde el pasado 12 de enero, centenares de haitianos buscaban su sustento vendiendo desde agua y alimentos hasta ropa y enseres eléctricos. A tono con la recuperación del país -lenta, sin duda alguna- también abundan las estibas de bloques, arena y varillas.
Y así el sol se fue ocultando, entre carros y motoras que pasaban tocando bocina y levantando una nube de polvo que dificultaba la visibilidad. Como testigo de la jornada quedó la basura que ardía en fuego para dar espacio a lo que vendrá hoy.
Por Yashira Laboy
Para Noticias Velad
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